En un país donde la tradición se mezcla con la política, el desfile militar del 9 de Julio se convirtió, otra vez, en protagonista del debate. Este año, sin soldados marchando, sin tanques rugiendo por la avenida del Libertador y sin banderas flameando en formaciones perfectas, el Día de la Independencia tendrá un tono más austero... o al menos más silencioso.
El Gobierno de Javier Milei decidió cancelar el clásico desfile militar que se realiza en conmemoración de la declaración de la independencia argentina en 1816. La decisión fue confirmada por fuentes del Ministerio de Defensa y responde, según explicaron, a motivos de "austeridad". La motosierra, fiel a su slogan, también alcanzó las botas lustradas y los uniformes de gala.
El año pasado: tanques, aplausos... y una postal política que ya no existe
Lo que llama la atención es que, en 2024, el gobierno libertario no solo organizó el desfile con entusiasmo, sino que lo revivió luego de años de ausencia. Fue un evento colosal: más de 6.000 efectivos de las Fuerzas Armadas y más de 2.000 veteranos de Malvinas se desplegaron sobre un tramo de la avenida del Libertador, en pleno corazón de Palermo. No faltó nada: hubo aviones sobrevolando, tanques en formación, soldados saludando al público, y hasta una imagen icónica de aquel día que hoy parece lejana.
En esa edición del desfile quedó registrada la última postal de unidad entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, ambos posando sonrientes desde lo alto de un tanque. Fue una instantánea tan simbólica como efímera: desde entonces, la relación entre ambos no hizo más que enfriarse hasta volverse casi inexistente. ¿Casualidad o mensaje encubierto que el desfile también haya sido víctima de esa ruptura?
De tradición a intermitencia
El desfile militar del 9 de Julio fue una tradición argentina durante décadas. Pero, como muchas otras costumbres, ha tenido sus idas y vueltas según los vientos políticos del momento. Fue eliminado durante el gobierno de Néstor Kirchner y se mantuvo ausente durante los mandatos de Cristina Fernández. Recién con Mauricio Macri volvió a escena, como una muestra de reivindicación a las Fuerzas Armadas.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, la pandemia fue una excusa contundente para mantenerlo en pausa, aunque el trasfondo también tenía que ver con prioridades políticas distintas. Pero en 2024, Milei lo trajo de vuelta con todo: despliegue, recursos y épica libertaria. Eso sí, también con un gasto que superó los 720 millones de pesos, una cifra que, actualizada por inflación, este año se acercaría al umbral de los 1.000 millones.
El costo del simbolismo
Más allá de los uniformes y los himnos, el desfile del 9 de Julio tiene una carga simbólica fuerte. Representa no solo un homenaje a los próceres y a los caídos en Malvinas, sino también una declaración política de quién se sienta a la cabeza del acto. Por eso, su cancelación este año no es solo una cuestión de “ahorro fiscal”, sino un reflejo del tono del gobierno: menos gestos ceremoniales, más eficiencia económica... o al menos, esa es la intención.
Sin embargo, la decisión deja sabor agridulce en sectores militares y en parte del electorado que había celebrado el regreso del evento como una muestra de “orden” y “patriotismo”. Para otros, en cambio, representa un paso lógico en un país con problemas económicos urgentes, donde cada peso cuenta.
¿Y ahora?
Aunque no habrá desfile, las celebraciones por el Día de la Independencia seguirán adelante, probablemente con actos protocolares más sobrios y sin despliegues militares. En paralelo, Milei prepara un nuevo acto en Tucumán, donde planea dar un discurso político con fuerte carga simbólica, aprovechando la fecha patria. La independencia, al parecer, se celebra con discursos... no con tanques.