Los más golpeados son, sin duda, los taxistas y remiseros, que tienen que elegir entre parar el auto o gastar el doble en nafta. Algunos apelan a la astucia: “Corto el auto cuesta abajo y lo dejo en punto muerto”, dice entre risas un chofer, parado en la esquina de Mendoza y Córdoba, que lleva una manta en las piernas para compensar la falta de calefacción.
Los servicios de delivery también se ven afectados: “Ya ni siquiera llegamos a tiempo porque paramos más a cargar que a entregar”
Como si fuera poco, la ola de frío polar que azota el país complica aún más la situación. Se prioriza el consumo domiciliario de gas para calefacción, algo comprensible pero que deja al transporte público y privado en jaque.
Las autoridades piden paciencia y cuidado, pero la calle ya empezó a mostrar su propio humor: hay memes, quejas y hasta cadenas de WhatsApp avisando cuál estación cargó “unos litritos” de más antes del cierre.
¿Y ahora qué?
Desde el Gobierno provincial aseguran que están en contacto con Nación para restituir el servicio lo antes posible, pero no prometen fechas. Mientras tanto, en redes sociales crecen las consultas, las teorías conspirativas y los pedidos de ayuda: “¿Alguien sabe si en San Juan hay GNC?” es el nuevo “buen día” entre conductores desesperados.
¿Conclusión?
En San Juan, el invierno no solo se siente en los huesos, también en los bolsillos. Y mientras el GNC siga en pausa, la paciencia de los sanjuaninos será el verdadero combustible que se pondrá a prueba.